Me preguntaron que cómo hice paz con lo nuestro.
Como si la respuesta fuera universal… y si, amor.
Me conté las mil y un historias, buscando los porqués.
De odiarte hasta sentir lástima y aun así te amaba queriéndote.
Mi dualidad ya eras, mi todo. Mi puerta al amor y odio en balance pero trajiste terceros. La lástima. Y aun así te amaba queriéndote.
Entonces soy yo, haciéndome tantas historias, haciéndome tantas preguntas. Me fui… ufff! Me hundí en un mundo microscópico donde nos veo siendo lo mismo, sólo diminutas cositas de materia en movimiento, vibrando según la frecuencia de su entorno, pero en movimiento, vibrando a diferente intensidad en forma de humanos con vida de 80 años.
Pero al final sólo somos esas pequeñas cositas de materia vibrando.
Entonces qué amaba si somos lo mismo…? Cuando se logra una conexión como la nuestra se tiene la virtud de poder ver lo que esas cositas de materia pudieran convertirse y crear en este plano. Como un vistazo al Gran Ser que se está desarrollando y pudieras ser. Son poco momentos que se tiene la fortuna de ver eso en otras personas. Pero al darme cuenta que somos lo mismo, cositas de materia en movimiento, no tu ve más consuelo que amarte sin quererte. Ya que amaba las cositas en movimiento y no tu forma humana. Te amo, porque amo lo que somos. Cositas de materia en movimiento, amo lo que vivieron nuestras cositas, lo que crecieron, amo tus cosas, amo lo que te hace vibrar.
Somos sólo cositas de materia en movimiento y amo lo que te mueve, así lo que te ahora mueva, te aleje de mi. Te amo.
Sólo amándote de manera microscópica pude dejar de quererte.
Pude dejar de platicar contigo a solas.
Sólo amándote de manera microscópica pude estar en paz estando lejos sin quererte a mi lado.